Jesucristo pasaba por el sendero,
más sentada estaba yo en el suelo.
Y al verlo a pasar, como agua que se van detubo su rostro;
para mirar ni observar.
Mujer ¿qué de mi tu deseas?, Pregunto mi amado.
Anhelando ni contestar.
Sollose, al escuchar un dulce hablar,
Quien por mi se detuvo a preguntar.
Mis penas conte sin titubear y al
terminar, dije al señor, seguir quiero sin desmayar
Bendiciones
Pastora Stella
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